Quien hoy en día lee los pronósticos económicos de 2007 se sorprende de lo positivas que resultaron entonces las perspectivas para los años 2008-2010. Un año después, en 2008, el mercado financiero implosionó. Interrogados sobre las causas de la crisis financiera, los mismos expertos responden hoy con una historia contundente: aumento de la cantidad de dinero con Greenspan, concesión de hipotecas relajada, agencias de calificación crediticia corruptas, regulación informal del capital riesgo, etc. Retrospectivamente, la crisis financiera parece absolutamente lógica e ineludible. Sin embargo, ni un solo economista (en todo el mundo hay alrededor de un millón) pronosticó su desarrollo exacto. Al contrario, raro es el grupo de expertos que haya caído tan de cabeza en la trampa del prejuicio de la restrospectiva.
El prejuicio de restrospectiva es, en realidad, uno de los errores de lógica más persistentes. Se puede denominar acertadamente como el «fenómeno del ya lo sabía yo»: en retrospectiva todo parece derivarse de una necesidad razonable.
Un director ejecutivo que, gracias a circunstancias afortunadas, ha alcanzado el éxito, al mirar atrás, considera su probabilidad de éxito mucho mayor que si fuera objetivo. Para los comentaristas, la enorme victoria electoral de Ronald Reagan sobre Jimmy Carter en 1980 resultó comprensible a posteriori, incluso inevitable, aunque las elecciones estaban muy reñidas hasta pocos días antes de la jornada electoral. Hoy los periodistas económicos escriben que el impacto de Google fue ineludible, aunque todos habrían sonreído si en 1998 se le hubiera pronosticado semejante futuro a esa nueva empresa de Internet. Y otro ejemplo especialmente extremo: que un único disparo en Sarajevo en 1914 marcaría el mundo durante los siguientes treinta años y tendría un coste de 50.000.000 de vidas humanas parece trágico, pero plausible visto en retrospectiva. Todo niño lo aprende en el colegio. Pero entonces, en 1914, nadie habría imaginado semejante escalada. Habría sonado a puro absurdo.
¿Por qué el prejuicio de retrospectiva es tan peligroso? Porque nos hace creer que pronosticando somos mejores de lo que en realidad somos. Eso nos hace arrogantes y nos induce a falsas decisiones. Y también en el caso de «teorías» privadas:
¿Te has enterado?, Sylvia y Klaus ya no están juntos. Eso solo podía acabar mal, con lo diferentes que son.»
O
«Eso solo podía acabar mal, se parecen demasiado.»
O
«Eso solo podía acabar mal, se pasaban todo el día juntos.»
O
«Esos solo podía acabar mal, apenas se veían.»
Luchar contra el prejuicio de retrospectiva no es sencillo. Los estudios han demostrado que la gente que lo conoce cae en la trampa con la misma frecuencia que los demás. En ese sentido, tú has perdido el tiempo leyendo esta entrada.
Escribe un diario
Pero hay otro consejo, más por experiencia personal que científica: lleva un diario. Apunta tus predicciones (política, profesional, peso corporal, … ) Compara tus notas de vez en cuando con la evolución real. Te quedarás sorprendido de los mal pronosticador que eres. Y también lee historia. No las teorías compactas a posteriori, sino los diarios, recortes de prensa, protocolos de aquellos tiempos. Eso te dará una sensación mucho más real de la imprevisibilidad del mundo.